Tú verdad, mi verdad
Razones para no coincidir
Hoy en día, a través de los millones de medios tanto digitales como analógicos con los que contamos, nos creemos de verdad que somos poseedores de la razón. Da igual el tema, nuestra visión del mundo por medio sobretodo de lo visual nos encasilla, nos hace tener nuestra opinión sesgada de una realidad que al igual que en la caverna de Platón nos atrapa. Bien sea religioso, político, social o económico; jamás estamos de acuerdo. Señalamos con el dedo a quien no esta de acuerdo con nuestras posturas, defenestramos por redes a quien no sigue las reglas del juego, aborrecemos lo distinto. Hace unos treinta años, cuando el mundo no se encontraba “infoxicado” como se encuentra hoy en día; la polarización estaba presente claro está, pero no en la medida de hoy. Jugamos a derechas e izquierdas; verdes o laboristas; Madrid o Barca; rojos o azules; zares o barras y estrellas y así hasta el infinito. Nuestra visión del mundo esta contaminada. Las noticias que consumimos se encuentran sesgadas, empaquetadas en un contexto que marca una vía y además el principal buscador del mundo modela nuestra conducta por medio de anuncios “personalizados”. Quien es dueño de la verdad? Quien es capaz de no mostrarse inclinado a defender una postura que lo beneficie y no atente contra otros? Somos el resultado de nuestras acciones, no de las circunstancias. Cuando aprendamos a respetar y valorar la opinión ajena y además alcanzar concenso con ello; cambiaran muchas, pero muchas de nuestras realidades. Aprendamos a “desaprender” de aquello que no sea lo “nuestro” y sobretodo a interactuar más cara a cara y levantarnos de la silla y salir a preguntar a la calle cuál es la realidad de mi vecino.