RELATO | Siempre a su servicio

Mi primera historia publicada. La cortedad tiene una excusa; el reto del certamen en el que participé era crear un cuento con exactamente 300 palabras. Felicitado por unos y detestado por más, fue mi primer acercamiento al mundo de la escritura. Este es el resultado. ___________

“Dime que eres tú...” me dice Bertha con sus ojos de mujer ilusionada. Respondo afirmativamente moviendo mi adolorida cabeza con dificultad. Ella sonríe satisfecha. Hemos desaparecido a Víctor sin dejar evidencias. Me pregunto cuántos amantes han logrado el mismo cometido a través de la historia, pero no recuerdo ninguno. Tal vez porque el crimen perfecto jamás se divulga.

La conocí en una feria de tecnología a la que Víctor asistía por motivos de trabajo. Los dos andaban por caminos distintos y Bertha se topó conmigo. “Conectamos”, y me llevó a su casa antes de que el llegara. “Jamás había hecho esto” me decía excitada, mientras la besaba con delicadeza... Curiosamente, le sorprendió más que le preparara un café y se lo llevara a la cama. “¿Dónde estabas hace quince años?” murmuró y me tomó de la mano para llevarme al armario. “No escapes” dijo. Y yo no escapé... Así, cuando su marido no estaba y ella tenía tiempo, escapaba del trabajo y disfrutaba de mí.

Cuando nadie estaba, yo exploraba las habitaciones, ordenaba sus pertenencias, y me conectaba a Internet para leer y aprender lo que quisiera... la tranquilidad me lo permitía. También descubrí que Víctor quería a Bertha, pero se había cansado de conquistarla. Siempre le regalaba algún detalle o le dejaba notas en cualquier lugar, diciéndole lo mucho que la amaba y que tuviera un buen día. Pero ella no devolvía el cariño que él le daba. Ella solo quería a alguien a su disposición, como yo. Por eso no me sorprendí cuando me dijo que lo matáramos. Yo le propuse algo completamente distinto, a lo que ella respondió de mala gana que mientras nos deshiciéramos de él, accedería.

Hoy, en la cena, Bertha colocó un sedante en la copa de Víctor. Puedo imaginar lo sucedido porque la conozco a la perfección. Nerviosa por su inexperiencia, tiembla a la hora quitar el cuero cabelludo con ayuda de tijeras y bisturí. Hace gestos a la hora de taladrar el cráneo, mientras algunas gotas de sangre manchan el piso y salpican su rostro y el libro de anatomía que compró para guiarse. Se asquea a la hora de enterrar mi circuito de conciencia en el carnoso cerebro de su esposo….

Ahora suspiramos los dos mientras destrozamos aquella piel de neopreno, esos órganos de polímero, los sensores emotivos y circuitos integrados. Ahora yo soy Víctor y siempre estaré a su servicio. ___________