Los ladrones de sueños

Todo comenzó lentamente. Venían de noche, sin que nadie lo notase y se robaban los sueños. Nadie se dio cuenta, nadie excepto Casandra. Al día siguiente las personas afectadas lucían cansadas y agresivas… Ella trató de advertirles contando lo que había descubierto pero nadie le creyó. La trataron de loca. Atribuyeron el mal humor a cuestiones personales, y el cansancio a pereza. Los afectados aumentaron, y la indiferencia por el prójimo y la competitividad fueron los síntomas principales. Finalmente todos resultaron afectados, y fue entonces cuando ellos se mostraron. Llegaron un día y se apoderaron de todas las empresas y del gobierno. Vendieron sus activos a compradores ignotos y destruyeron lo que no podían vender . Mientras tanto, les decían a la gente que esa era la prosperidad y la libertad. Los compradores también se dedicaron a destruir lo recibido, y cuando no quedó nada por destruir se fueron. Los recién llegados también se marcharon, prometiendo volver cuando “fueran más eficientes”, diciéndose por lo bajo que eso nunca ocurriría porque eran inviables. Sólo Casandra los escuchó, pero esta vez no dijo nada. Ya no le importaba…