Máscaras y libros invernales

Por una extraña razón por estas fechas siempre me acuerdo de mi personaje selkie. Un personaje para el cual no he encontrado una historia y no sé si lo haré, pero si lo hago alguna vez será en forma de ilustraciones (acompañadas de textos o no). Siempre he sido fan de la mitología, especialmente de la celta donde habitan criaturas humanoides y bestias con rasgos vegetales y animales que mantienen en ocasiones relaciones complicadas con sus vecinos humanos. Ambos bandos se aman, se odian, roban, traicionan,...por igual. La tónica general es que son diferentes y no se entienden de ninguna de las maneras. Las selkies no son una excepción en este imaginario. Creo que su naturaleza acuática las hace más peculiares si cabe ¿a quién no le gustan las focas? Estas deben disfrazar su apariencia para mezclarse entre los humanos. Me imagino que se visten como ellos y tratan de imitar su lenguaje y comportamiento con mayor o menor éxito. Es posible que muchas solo les hayan visto desde la lejanía del océano. Tal vez esto es lo que me conecta con las selkies. Al igual que ellas me coloco la máscara de forma automática cuando estoy en un entorno que no percibo como seguro o simplemente es uno donde no encajo.

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El otro día me compré el último tomo de cómics de Los Mumin y un libro ilustrado de mariposas. Nada de esto sería relevante, quizá lo único en este caso sea que estoy tratando de adquirir algún que otro album ilustrado no solo por lo bonitos que son a nivel visual, también porque si quiero dibujar (y escribir) eso tendré que saber hacerlo (estoy en ello). Al colocar el libro de mariposas en la estantería me di cuenta de que la mayoría de libros que tengo (y he leído) están ambientados en el invierno y también en el otoño. Los Mumin son libros invernales, es posible que en cada tomo haya al menos tira que transcurra durante una nevada. En mi biblioteca personal también se encuentran algunas novelas de Neil Gaiman como El libro del cementerio, un album ilustrado por Laura Pérez sobre la historia de las brujas y por supuesto, los vampiros de Victoria Francés. Esto me ha hecho pensar que tal vez necesite leer más novelas ambientadas en la primavera y el verano. Aunque también me valen libros como La montaña viva de Nan Sheperd donde se habla de todas las estaciones del año.

EFM