zona de confort

bitácoara personal

Hace mucho que no escucho la radio comercial. Ni cualquier otra debido principalmente a que he perdido la costumbre de encenderla.

Ahora recurro a spotify para escuchar música (no obstante, estoy buscando alternativas gratuitas para escuchar música). Normalmente, selecciono mis propios artistas y suelo caer con demasiada frecuencia en un bucle en playlists de los 80 y 90.

Además, ya sabemos como funcionan las redes sociales en general y esta también lo es. Escuchas a X cantante y te muestra tropecientos similares. El problema es que a mi me gusta escuchar música variada (pop, rock, indie, folk, jazz,…) y de vez en cuando descubrir música nueva.

Así pues recurro a recomendaciones como cuando pregunté en Mastodon por música folk nacional, así descubrí a Gauidi Galego por ejemplo. También he descubierto cantantes en los escasos espacios culturales de los Informativos (y hasta en La Revuelta): Delameseta, Silvana Estrada, Acantha Lang, Lorde,...y un largo etc.

Voy a obviar los artistas más comerciales o los que son las estrellas del pop de los dosmiles: Billie Ellish, Katy Perry, Sia,…

Otra forma de descubrir artistas en haciendo zaping y encontrándote con un resumen del festival de Glastonbury (Reino Unido).

Donde me sorprendió descubrir a una cantante llamada Lola Young. Su estética aparentemente casual y desaliñada me recordó bastante a Billie Ellish, cada una con su estilo, claro, y su música me evocó al pop/rock ochentero y la de la tristemente fallecida Amy Winehouse (por la visto no soy la única que encuentra estas similitudes entre ambas, no solo porque sean brits).

Lo cierto es que hace mucho que no me paro a traducir las letras de las canciones cuando estos cantan en inglés o en otros idiomas.

Así pues, tampoco puedo hablar de la profundidad o no de sus letras, pero sí que me da esas vibes de chica edgy que apetece escuchar cuando estás cabreada con el mundo o simplemente cuando quieres escuchar algo en plan relax (una cosa no quita la otra).

EFM

Gracias por leer

Un fantasma miedoso, un hombre lobo escrupuloso y un vampiro enamorado celebran samain en el jardín Pasan la noche cantando y comiendo buñuelos de calabaza -No los molestes o nunca los volverás a ver- susurra el gato negro.

EFM

Gracias por leer

Los inicios

Esta es una pregunta que me hago con más frecuencia de la que debería. Estuve enfrascada en acabar una novela corta durante demasiados años. Al final lo hice, sin embargo tras reflexionar llegué a la conclusión de aquella experiencia me agotaba psicológica y físicamente y eso que solo era un borrador. Sencillamente me quedé sin fuerzas para completar el proceso (correcciones y demás), aun menos para repetirlo con frecuencia.

Nadie leyó ese primer borrador porque lo guardé en un cajón y por supuesto que nunca lo publicaré. Las cosas que escribo se me suelen olvidar. Además, aunque me gustase quizá no me sentiría del todo identificada y me aterraba la idea de cualquier acto publico donde pudiese presentarla (en un hipotético caso de publicación convencional).

Así pues, este proyecto se quedará para los restos como un logro personal.

Esto sucedió en una época no muy lejana en la cual escribir (y por lo tanto publicar) se había convertido en una carrera de fondo. Ya no valía solo con publicar una novela cada cierto tiempo, para mantenerse visible entre los lectores había que publicar al menos una novela al año, mejor si eran dos. El algoritmo manda y sigue mandando en las redes sociales generalistas y si no te ven desapareces.

Por si fuera poco, ya no bastaba solo con escribir. Para llamar mínimamente la atención de las editoriales (o los lectores en el caso de ser autopublicado) debías exponerte creando contenido en las redes sociales creando vídeos en Youtube, Instagram y Tiktok porque ya no servía la palabra escrita. Debido a esto muchos escritores empezaron a usar estos medios con más frecuencia.

Si bien es cierto que algunos de estos primeros blogers de la blogsfera dieron el salto al mundo editorial, en parte gracias al número de seguidores que tenían.

Las editoriales vieron un filón en ellos, ya que se ahorraban el marketing al ser ya conocidos.

Una editorial pequeña no se puede permitir el marketing y las grandes son de la cofradía del puño cerrado cuando se trata de promocionar a sus autores (y cualquier otra parte del proceso editorial, ya que están).

Supongo que así nacieron los primeros influencers literarios.

La transformación

Al mismo tiempo que dejé de escribir empecé a aprender a dibujar en serio.

Ya dibujaba antes, sin embargo, nunca he sido constante debido a que me frustraba con frecuencia al no ser capaz de alcanzar los estándares que se suponía que debía tener un dibujo.

En este proceso aprendí dos cosas: la primera es que los cuadernos son tus amigos, ten siempre a mano uno y la segunda es que ya tenía mi estilo, solo debía pulir algunas cosas y aprender algo de narrativa visual para que no hiciera daño a la vista.

Otra cosa que aprendí era que tus dibujos tenían que hablar de mi.

Dibujar me estaba dando algo que escribir no me había dado (o no supe encontrar en ese momento) y era conectar conmigo misma.

Por otro lado, en esta época empecé a desconectar de literatuiter. Tampoco es que hubiese sido un miembro activo en la comunidad, ya que mis gustos literarios no solían coincidir con la moda de turno, pero tenia un grupo de escritoras con las que tenia cosas en común y sigo manteniendo el contacto con ellas.

Entonces descubrí la editorial Errata Naturae, los álbumes ilustrados (los infantiles y los que eran para lectores adultos) y Duermevela daba sus primeros pasos. Leí poesía, ensayos, libros infantiles, juveniles,...y digamos que mis horizontes no solo abrieron si no que además había encontrado por fin el nicho literario donde me sentía bien.

Otra cosa distinta es escribir.

¿Pero vale al pena escribir?

La verdad es que al final he seguido escribiendo igualmente. Solo he cambiado la forma de hacerlo y lo más importante: conociendo mis límites.

Sin embargo, creo que estamos en una época un tanto extraña para hacerlo. No solo porque esa presión mediática se ha intensificado, algunos catálogos editoriales están saturados de novedades mensuales y ahora además hay personas que escriben con IAgen (o con su ayuda) para acelerar este proceso (mejor no me meto en este berenjenal porque no acabaría).

Quizá se nos ha metido en el imaginario colectivo que hay que escribir novelas sin tener en cuenta de que quizá hay otras formatos donde explorar que son igual de válidos.

Si vale la pena escribir o no en tiempos de la IAgen es una decisión personal.

Puedes escribir para ti misma sin ninguna pretensión y no hay problema con eso.

EFM

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A lo largo de los años he tenido una relación amor-odio con los estudios Disney.

A Pixar en cambio lo amé desde el inicio, especialmente cuando era un estudio independiente.

A Disney le puedo conceder haber sido la creadora del primer largometraje de animación de Hollywood y algunos avances técnicos, no así en cuanto la originalidad de sus tramas.

Quizá este amor-odio también se deba a que crecí en los 80, una época en la que este estudio estaba de capa caída. Había mucha animación cartoon de los estudios Warner: Los Picapiedra, Scooby Doo, El coyote y el correcaminos...

Pero también un estilo de animación proveniente de Asia que por aquel entonces eran solo eso, animación, y que años más tarde supe que era anime: La aldea del Arce (Sylvanan families), Sherlock Holmes, Heidi,…y otras tantas.

Después fueron surgiendo otros estudios de animación, algunos han sido más exitosos que otros y han corrido mejor suerte. A algunos les perdí la pista o simplemente fueron engullidos el gigante Disney.

En cualquier caso, mi interés por la animación se reavivó cuando descubrí un pequeño estudio irlandés llamado Cartoon Saloon.

Una de mis películas favoritas es Wolfwalkers, aunque cualquiera de sus películas de la trilogía de Irlanda me parecen maravillosas. En ellas mezclan mitología, historia y con unos fotogramas que son dignos de enmarcar por su técnica y belleza. Tal vez su ritmo narrativo sea lento, así que no creo que sea para todo el mundo en este sentido.

Kubo y las dos cuerdas mágicas es otra de mis películas favoritas. Siento debilidad por el stop motion, me parece que es una de las técnicas más artesanales que existen y posiblemente un quebradero de cabeza para su producción. Esta película de animación está ambientada en japón, pese a ser de la productora Laika.

Esta narra las aventuras de un niño que debe buscar la armadura de un guerrero samurái para sobrevivir a los dioses.

Your name. Me ha costado elegir la última, pero al final me he decantado por un anime.

A pesar de que el estilo de anime no es el que más me gusta lo realmente destacable de esta película es la trama porque no esperaba que se desarrollase de esta forma y que además quede bien resuelto. Eso que estoy más que acostumbrada ver viajes en el tiempo en la ficción.

**Bonus: **

No quería quedarme sin mencionar alguna película de Ghibli. Debo de confesar que no las he visto todas, pero la mayoría que he visto me han encantado por un motivo o por otro: El viaje de Chihiro, El castillo ambulante, Mi vecino Totoro, Nicky, aprendiz de bruja,…

Sin embargo, me voy a quedar con Nausicaä en el valle del viento. Supe de su existencia hace unos años y cuando la vi me enamoré por completo de la historia, la animación,...después supe que se trataba de la primera película de Studios Ghibli como tal y que está basada en un manga creado por el propio Miyazaki.

EFM

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Necesito silencio. Escuchar el crujido de la hojarasca bajo los pies.

Necesito silencio. Escuchar el canto del autillo invisible.

Necesito silencio. Escuchar las ardillas trepar ágiles.

Necesito silencio. Escuchar el susurro del arroyo lejano.

Necesito silencio. Escuchar a mi gata ronronear Silencio.

EFM

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Empiezo nueva sección en el blog.

Quería hablar un poco sobre el material de arte que tengo por casa desde hace unos cuantos años. Quizá empecé a comprarlo antes de la pandemia, después hice unos cuantos cursos de Domestika y acumulé unos cuantos más con mayor o menor éxito.

Acuarelas

Van Gogh. Estas son una de las primeras que compré. Tengo una paleta básica de 12 colores más otra de con la misma cantidad de godets tonos rosas, rojos y violeta.

No les he conseguido pillar el punto, ni siquiera usando papel 100% algodón. A pesar de que algunos profesionales la usan como material principal debido a que son las asequibles y tienen una buena relación calidad-precio.

Tienen una amplia gama de colores, paletas,...y son rellenables, pero no las compraré más.

Koi. Estas son las que compré primero y me gustaron bastante.

Me gusta mucho la paleta portable que tienen, la veo bastante práctica. Además, también tiene una amplia gama de colores.

Aun no sé si volveré a comprar, pero me parece una buena opción para hacer bocetos incluso al aire libre.

Una de las características de estas acuarelas es que son opacas y tienen un efecto tiza. A pesar de que son bastante impopulares a mi me gustan.

Karukate. Con estas me vine arriba y me compré una paleta de 36 colores y creo que fue un error. Tal vez debí pillar dos paletas pequeñas o las portables que descubrí luego.

Son japonesas, por lo tanto también son opacas. Los godets son amplios debido a que están pensados para realizar la técnica sumi-e.

Me gusta mucho la gama de colores que tiene. Sin embargo, el mayor problema que le encuentro es la presentación: la caja de cartón donde están es muy bonita, pero poco práctica, así que si las volviera a comprar no sería en este formato.

Respecto a su uso: aún me estoy haciendo con ellas.

De momento he llegado a la conclusión de que no hay que hacer caso a los puristas de las acuarelas, al menos si lo que te gusta es la ilustración.

No hay una norma escrita sobre su uso. Aunque es cierto que en función de la transparencia que tengan va a ser más complicado dominarlas y la técnica que se use también lo será.

Por otro lado, la acuarela se lleva estupendamente con otros medios: tintas, lápices de colores,...y mix media en general.

He subido fotos de las acuarelas aquí: Pixelfed

EFM

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Crees que puedes domesticar el mar Crees que puedes domesticar las plantas Crees que soy un gato doméstico pero el domesticado, eres tú

EFM

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Tengo un chubasquero y unas katiuskas. Espero impaciente la lluvia. Croan las ranas, salto, salto, salto los charcos. Olor a petricor, salto, salto, salto

EFM

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Hoy he paseado por mi jardín, no es el mismo de ayer. Han florecido las petunias, los abejorros, vencejos y ratones han regresado. Mañana será distinto, y seguirá siendo hermoso


Nota: Estoy usando los prompts de las listas del wordtober de arrebol poesía para escribir los últimos poemas.

EFM

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A principios de año me compré unos cuantos cuadernos: algunos eran para dibujar y el resto para escribir.

Tanto para unos como para los otros tengo mis preferencias, para dibujar ya he encontrado más o menos los adecuados después de haber probado unos cuantos de distintas marcas.

Respecto a la escritura aun no tengo unos favoritos en cuanto a marca se refiere, no obstante, si que he encontrado un tipo de cuaderno que me gusta: tamaño A5 y hojas a rayas, si además son asequibles y tienen una cubierta bonita mucho mejor.

En estos cuadernos suelo escribir ideas sueltas, listas de retos, pero también lo uso a modo de diario, relato cosas que he visto (en mi escueto estilo), poemas, borradores para el blog y lo que se me ocurra. Realmente no existe un orden, tampoco son las libretas más estéticas por dentro porque soy desastre con esto de las stickers, whasitapes,...y hago lo que puedo.

A fin de cuentas lo uso para escribir sobre varias cosas.

Si tuviera que organizarlo no haría nada y si escribir con bolígrafo o pluma tampoco, ya que haría bastantes tachones.

Algo que me ha ayudado a escribir entradas de diario es identificar las emociones, quizá aun no sea una experta, pero al menos sé decir como me siento en determinadas situaciones. Esto se lo debo a mis sesiones de terapia y las herramientas que me proporcionaba mi psicóloga para ayudarme.

Antes había probado el método bullet journal. Sin embargo, no tardé en descubrir que este no es para mí, pues requiere demasiada estructura.

Además, tampoco soy amiga de las tablas que se suelen usar. Aunque si que apunto a veces lecturas, películas y series que me han gustado en mi diario. Las agendas solo me sirven para anotar citas y cosas así.

Para estas cosas no me gustar usar aplicaciones digitales, luego las olvido ya que es algo que está en el móvil y/o el ordenador y no es realmente tangible. Por otro lado, parece que existe una mayor conexión cuando se hacen manuscritas (de paso le doy uso a todas esos cuadernos bonitos que me gusta comprar).

A fin de cuentas, lo que se escribe en papel perdura más tiempo que cualquier formato digital.

EFM

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