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from Artilugios

Heridas de abandono

Hoy desperté con una sensación de estar completamente aislado del mundo; aunque esto no es del todo así sí es un poquito la verdad. Hace unos meses decidí eliminar mis redes sociales, todas excepto Whatsapp por cuestiones laborales. Esto me ha traído algunas consecuencias positivas y otras negativas. Comenzaré con las positivas:

  • Más consciente de mí mismo: He tenido la oportunidad de estar más presente para mí mismo. Siento que al no tener que atender constantemente a las notificaciones del celular puedo estar haciendo más cosas sin estar desviando constantemente mi atención.
  • Comunicación más significativa: Siento que ahora me comunico con mucha más profundidad con las personas, ya sea porque cada vez que se me ocurre decir algo no voy inmediatamente al celular para mandar un mensaje y decirlo o porque la ausencia de las personas hacen que valore más su presencia.

Antes de pasar a las partes negativas debo decir que descubrí que en gran medida traigo una herida de abandono que me ha hecho resentir más la sensación de aislamiento que nos viene a todes de vez en cuando. Cuando me siento aislado siento que es porque mis amistades me han abandonado, no les intereso por eso no me buscan, no les importa y un largo etc. Drama, drama y más drama.

Entonces, lo negativo de dejar las redes ha sido:

  • Sentirse fuera de sintonía: A veces mis amistades se enteran de inmediato de lo que alguien en nuestro grupo hizo, pero yo no me entero y no cacho tal vez los chistes locales o la situación hasta tiempo después.
  • Tener que esperar cuando se necesita apoyo: Muchas veces cuando estoy en un mal día ya no puedo recurrir con tanta facilidad a las personas y platicar en ese mismo instante en que la tristeza u otra emoción aparecen.

En parte también soy consciente que tampoco hago un esfuerzo tan consciente por buscar a las persona cuando estoy bien. Estuve analizando que también yo a veces me aislo de manera voluntaria y hay días en que me pega.

Lo que sí puedo decir es que, en general, me siento mucho más tranquilo sin ser parte del drama, pero sobre todo, de la velocidad de las redes sociales. Me he dado cuenta que mi mente se abruma fácilmente cuando es bombardeada por tanto contenido en tan poco tiempo.

Estoy ideando un poco como mantenerme más cercano a las personas que amo sin tener que recurrir a las redes centralizadas y privativas, tomando en cuenta que la mayoría de esas personas no quieren utilizar redes como Mastodon, Pixelfed o Bookwyrm.

Hoy fue un día en el que esa sensación de aislamiento me dolió, pero seguro mañana estaré mejor.

@guru@todon.eu

 
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from Remy

La línea consta de un número infinito de puntos; el plano, de un número infinito de líneas; el volumen, de un número infinito de planos; el hipervolumen, de un número infinito de volúmenes… No, decididamente no es este, more geométrico, el mejor modo de iniciar mi relato. Afirmar que es verídico es ahora una convención de todo relato fantástico; el mío, sin embargo, es verídico.

Yo vivo solo, en un cuarto piso de la calle Belgrano. Hará unos meses, al atardecer, oí un golpe en la puerta. Abrí y entró un desconocido. Era un hombre alto, de rasgos desdibujados. Acaso mi miopía los vio así. Todo su aspecto era de pobreza decente. Estaba de gris y traía una valija gris en la mano. En seguida sentí que era extranjero. Al principio lo creí viejo; luego advertí que me había engañado su escaso pelo rubio, casi blanco, a la manera escandinava. En el curso de nuestra conversación, que no duraría una hora, supe que procedía de las Orcadas.

Le señalé una silla. El hombre tardó un rato en hablar. Exhalaba melancolía, como yo ahora.

–Vendo biblias –me dijo.

No sin pedantería le contesté:

–En esta casa hay algunas biblias inglesas, incluso la primera, la de John Wiclif. Tengo asimismo la de Cipriano de Valera, la de Lutero, que literariamente es la peor, y un ejemplar latino de la Vulgata. Como usted ve, no son precisamente biblias lo que me falta.

Al cabo de un silencio me contestó:

–No solo vendo biblias. Puedo mostrarle un libro sagrado que tal vez le interese. Lo adquirí en los confines de Bikanir.

Abrió la valija y lo dejó sobre la mesa. Era un volumen en octavo, encuadernado en tela. Sin duda había pasado por muchas manos. Lo examiné; su inusitado peso me sorprendió. En el lomo decía Holy Writ y abajo Bombay.

–Será del siglo diecinueve –observé.

–No sé. No lo he sabido nunca –fue la respuesta.

Lo abrí al azar. Los caracteres me eran extraños. Las páginas, que me parecieron gastadas y de pobre tipografía, estaban impresas a dos columnas a la manera de una biblia. El texto era apretado y estaba ordenado en versículos. En el ángulo superior de las páginas había cifras arábigas. Me llamó la atención que la página par llevara el número (digamos) 40.514 y la impar, la siguiente, 999. La volví; el dorso estaba numerado con ocho cifras. Llevaba una pequeña ilustración, como es de uso en los diccionarios: un ancla dibujada a la pluma, como por la torpe mano de un niño.

Fue entonces que el desconocido me dijo:

–Mírela bien. Ya no la verá nunca más.

Había una amenaza en la afirmación, pero no en la voz.

Me fijé en el lugar y cerré el volumen. Inmediatamente lo abrí. En vano busqué la figura del ancla, hoja tras hoja. Para ocultar mi desconcierto, le dije:

–Se trata de una versión de la Escritura en alguna lengua indostánica, ¿no es verdad?

–No –me replicó.

Luego bajó la voz como para confiarme un secreto:

–Lo adquirí en un pueblo de la llanura, a cambio de unas rupias y de la Biblia. Su poseedor no sabía leer. Sospecho que en el Libro de los Libros vio un amuleto. Era de la casta más baja; la gente no podía pisar su sombra, sin contaminación. Me dijo que su libro se llamaba el Libro de Arena, porque ni el libro ni la arena tienen ni principio ni fin.

Me pidió que buscara la primera hoja.

Apoyé la mano izquierda sobre la portada y abrí con el dedo pulgar casi pegado al índice. Todo fue inútil: siempre se interponían varias hojas entre la portada y la mano. Era como si brotaran del libro.

–Ahora busque el final.

También fracasé; apenas logré balbucear con una voz que no era la mía:

–Esto no puede ser.

Siempre en voz baja el vendedor de biblias me dijo:

–No puede ser, pero es. El número de páginas de este libro es exactamente infinito. Ninguna es la primera; ninguna la última. No sé por qué están numeradas de ese modo arbitrario. Acaso para dar a entender que los términos de una serie infinita admiten cualquier número.

Después, como si pensara en voz alta:

–Si el espacio es infinito estamos en cualquier punto del espacio. Si el tiempo es infinito estamos en cualquier punto del tiempo.

Sus consideraciones me irritaron. Le pregunté:

–¿Usted es religioso, sin duda?

–Sí, soy presbiteriano. Mi conciencia está clara. Estoy seguro de no haber estafado al nativo cuando le di la Palabra del Señor a trueque de su libro diabólico.

Le aseguré que nada tenía que reprocharse, y le pregunté si estaba de paso por estas tierras. Me respondió que dentro de unos días pensaba regresar a su patria. Fue entonces cuando supe que era escocés, de las islas Orcadas. Le dije que a Escocia yo la quería personalmente por el amor de Stevenson y de Hume.

–Y de Robbie Burns –corrigió.

Mientras hablábamos yo seguía explorando el libro infinito. Con falsa indiferencia le pregunté:

–¿Usted se propone ofrecer este curioso espécimen al Museo Británico?

–No. Se lo ofrezco a usted –me replicó, y fijó una suma elevada.

Le respondí, con toda verdad, que esa suma era inaccesible para mí y me quedé pensando. Al cabo de unos pocos minutos había urdido mi plan.

–Le propongo un canje –le dije–. Usted obtuvo este volumen por unas rupias y por la Escritura Sagrada; yo le ofrezco el monto de mi jubilación, que acabo de cobrar, y la Biblia de Wiclif en letra gótica. La heredé de mis padres.

–A black letter Wiclif –murmuró.

Fui a mi dormitorio y le traje el dinero y el libro. Volvió las hojas y estudió la carátula con fervor de bibliófilo.

–Trato hecho –me dijo.

Me asombró que no regateara. Solo después comprendería que había entrado en mi casa con la decisión de vender el libro. No contó los billetes, y los guardó.

Hablamos de la India, de las Orcadas y de los jarls noruegos que las rigieron. Era de noche cuando el hombre se fue. No he vuelto a verlo ni sé su nombre.

Pensé guardar el Libro de Arena en el hueco que había dejado el Wiclif, pero opté al fin por esconderlo detrás de unos volúmenes descabalados de Las mil y una noches.

Me acosté y no dormí. A las tres o cuatro de la mañana prendí la luz. Busqué el libro imposible, y volví las hojas. En una de ellas vi grabada una máscara. El ángulo llevaba una cifra, ya no sé cuál, elevada a la novena potencia.

No mostré a nadie mi tesoro. A la dicha de poseerlo se agregó el temor de que lo robaran, y después el recelo de que no fuera verdaderamente infinito. Esas dos inquietudes agravaron mi ya vieja misantropía. Me quedaban unos amigos; dejé de verlos. Prisionero del Libro, casi no me asomaba a la calle. Examiné con una lupa el gastado lomo y las tapas, y rechacé la posibilidad de algún artificio. Comprobé que las pequeñas ilustraciones distaban dos mil páginas una de otra. Las fui anotando en una libreta alfabética, que no tardé en llenar. Nunca se repitieron. De noche, en los escasos intervalos que me concedía el insomnio, soñaba con el libro.

Declinaba el verano, y comprendí que el libro era monstruoso. De nada me sirvió considerar que no menos monstruoso era yo, que lo percibía con ojos y lo palpaba con diez dedos con uñas. Sentí que era un objeto de pesadilla, una cosa obscena que infamaba y corrompía la realidad.

Pensé en el fuego, pero temí que la combustión de un libro infinito fuera parejamente infinita y sofocara de humo al planeta.

Recordé haber leído que el mejor lugar para ocultar una hoja es un bosque. Antes de jubilarme trabajaba en la Biblioteca Nacional, que guarda novecientos mil libros; sé que a mano derecha del vestíbulo una escalera curva se hunde en el sótano, donde están los periódicos y los mapas. Aproveché un descuido de los empleados para perder el Libro de Arena en uno de los húmedos anaqueles. Traté de no fijarme a qué altura ni a qué distancia de la puerta.

Siento un poco de alivio, pero no quiero ni pasar por la calle México.

FIN

 
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from Hijo de la galaxia

Traté de hacer de mi vida una gema perfectamente cortada

Hay algo que se anuncia en la noche en que las lágrimas rompen olas cuando las cuerdas de la garganta se arrastran por el eter de una habitación que huele a desgaste y humo.

Siendo niño mi madre me obligaba a obtener las mejores notas. decía que un 10 me hacía ver más hermoso de lo que ya era; que eso era lo que ella esperaba de mí. siempre el diezmo que pagaba a mi madre por su amor atolondrado. su amor a veces venía y a veces era difuso. Algunas veces estaba y otras veces se ensimismaba en su propia soledad.

Mi primera gastritis nerviosa vino a los 10 años. confundí el dolor en la boca del estómago con desgaste de insulina y me comí un pastel de chocolate en 10 minutos o menos, quizá más. jadeante recurrí a mi madre quien me llevó al médico: “eso que tienes no es hambre, chamaco. lo que tienes es una gastritis nerviosa. ¿algo que te someta a mucho estrés?” y yo miré a mi madre de reojo sabiendo que era ella, siempre ella la causante de todo mi estrés. “nada”, le dije al doctor.

10 años más tarde lidiaba con ataques de pańico constantes en la madrugada. sentía el aire de mis pulmones evaporarse y la carne se sentía débil, la cordura apunto de abandonar mi cuerpo y los hormigueos que anunciaban mi muerte. tanto tiempo viviendo bajo el mismo techo que mi madre me habían hecho temeroso de todo. tanta presión por ser esa entidad perfecta, un modelo a seguir...

la rebeldía propia de la adolescencia me llevó a alejarme de lo que mi madre esperaba de mí. a regañadientes tuvo que aceptar que su hijo quería dedicarse a las humanidades, que la mayor parte del tiempo era un desalineado y que ya no acataba sus consejos maternales. ardides, conflictos, regaños y amenazas.

otros 10 años más tarde salí de casa, al mundo real. ese mundo peligroso en donde ya no hay a quien culpar fuera de sí mismo. el terror de ser esa gema perfectamente cortada me llevó a enfrascarme en un trabajo y exigirme todo de mí. comprometido 24 7 con la causa, con la lucha por un mundo mejor: pero el silencio es cómplice de sí mismo y el terror a decepcionar a la madre sigue latente. cuestionar a la autoridad, eso sí que no: ellxs son los que saben y uno debe permanecer callado, siempre.

10 meses me tomó darme cuenta que mi salud física, mental, emocional estaba por acabar con todo lo que era preciado para mí. mi individualidad se fusionaba con los imperativos de la estructura. caminando a ciegas no dejaba de aferrarme a la supuesta perfección, al miedo al error y a la humillación social de no ser lo suficientemente bueno.

un buen día llegó una pandemia. y cuando regresé a mí mismo me di cuenta que no tenía idea de que era aquello que me causaba placer, goce, que era aquello que yo realmente deseaba. mi madre era la que deseaba que yo fuese alguien importante: un niño de dieces siempre en el cuadro de honor. el niño que yo era sólo ambicionaba jugar, ser creativo, disfrutar de las amistades y conocer cosas nuevas por el placer de conocerlas, no de responder un examen.

termina la pandemia, termina mi contrato laboral, termina la beca y la maestría y con todo ello termina la farsa. no más perfección. hora de elegir la vida. ¿pero qué es eso? 10 meses la pasé llorando, bebiendo, perdido y sin rumbo. un buen día mi cuerpo tomó una decisión: regresar a lo básico: cuando camines sólo camina, cuando respires sólo respira, cuando comas sólo come, cuando llores solo llora.

y una lista de pendientes le siguió a esa decisión: eliminar redes sociales, elimina lo no-esencial, elimina las ganas de ser alguien reconocido socialmente, elimina la necesidad de compartir tu vida como si fuera la mejor vida que cualquiera pudiese vivir, apaga el celular durante horas, sal a caminar por el placer de hacerlo y no para medir el número de pasos y de calorias, no acumules éxitos; vive, disfruta y suelta, no conviertas tu vida en un espectáculo a presumir.

ahora soy un hombre y no aparezco en ningún cuadro de honor, no gano reconocimientos ni me invitan a charlas públicas a montones. me conocen las plantas y los cactus, comparten conmigo sus dones, me conoce el sol, el cielo nublado cuando se desgrana sobre la tierra, me conocen unas cuantas personas y ahora prefiero mandarles un correo a usar el güats. todavía no logro que mi madre me conozca bien, todavía tengo miedo de que cuando me reconozca de verdad se decepcione al ver que no hay cuadro de honor; pero al menos me auto-reconozco y después de tantos años acumulados, ahora sólo quiero hacer de mi vida una vida que valga la pena tan sólo para mí y nadie más que para mí.

@guru@todon.eu

 
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from Deivis Diaz

Se cierra el circulo

No es un secreto. Quien disiente del discurso oficial es señalado, perseguido y difamado. Son tiempos difíciles para mantenernos informados. No sabemos a ciencia ciencia cierta quien miente o dice la verdad. Pero sí sabemos que nuestros derechos más elementales de información son vulnerados de forma constante. La inminente aprobación de una identidad digital única en Europa es un hecho, las reformas venideras al CGPJ en España serán la punta del iceberg en cuanto a lo que nos viene en materia de regulaciones, todo esto con la finalidad de controlar y manejar el discurso público.

No existe peor injerencia que dejar al descubierto las verdades de quienes manejan lo público. Recordemos que el funcionaria do está a disposición del pueblo y no al revés. Es por ello que cualquier atisbo o asomo de crítica, duda o incluso consulta sea vista como un ataque, vejación y hasta amenaza.

Los ciudadanos nos encontramos con el derecho de mantenernos al tanto de que sucede o acontece, bien sea en materia económica, política y además jurídica. Mientras nos mantengamos entretenidos, adormecidos e indiferentes ante tales circunstancias, ¿como nos enfrentaremos dentro de poco a esta distopía que cada día tiene más visos de convertirse en una pesadilla?.

Es tal la magnitud de no contar con información que no se encuentre sesgada y manipulada, que no es de extrañar que muchos usuarios bien sea de prensa o mayoritariamente de redes crean a pie juntillas lo allí expresado por quienes dicen abanderarse con el poder de verificar que es verdad, mentira o bulo. Mientras nos mantengamos por ideologías, credos o fanatismos firmes en posiciones que nos dividen y no crean expectativas de crecimiento; mientras eso sucede, se firman pactos y acuerdos a nuestras espaldas que nos expolian de nuestros recursos, se manejan alianzas y aún así aplaudimos y apoyamos desde el balcón de nuestras casas las reformas cometidas para nuestro beneficio “voluntario”.

Vivimos inmersos en una doble moral donde la información discurre por dos caminos paralelos. Nos mantenemos entretenidos con nuestros aparatos móviles, creyendo que conocemos la “verdad” porque las diferentes plataformas que consumimos o ¿nos consumen? repiten el mismo discurso una y otra vez. Reconvertidos en críticos de todo tema posible, la verdad es que nos alejamos cada día del discurso productivo, del debate e incluso de la crítica constructiva.

Quien alega que todo tiempo pasado era mejor, hoy en día se encuentra más cerca de la verdad.

 
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from Reseñas no solicitadas

¿Quién le teme al género?

He terminado de leer el nuevo libro de Judith Butler. Le autore siempre ha tenido una manera de escribir fascinante y muy bien argumentada. De elle había leído algunos libros con anterioridad: Gender Trouble, Undoing Gender y Frames of War. Sus libros suelen ser muy densos filosóficamente y por ello mucha gente le rehúye a leerle directamente, y en parte, creo que por eso mucha gente malinterpreta su pensamiento teórico.

Debo admitir que he tenido ganas de leer alguna de sus entrevistas, pero, por alguna razón u otra siempre se me pasa hacerlo.

Una de las cosas que me llamó la atención ha sido que los capítulos están divididos por actores sociales que critican o censuran el tema de género. Esto hace muy fácil ir deshilvanando las diferentes posturas a nivel mundial sobre el tema y reconocer a algunos autores que, seguramente, conocemos bien en nuestros países de origen.

Hay dos ideas con las que yo me he quedado con respecto al libro:

  • La guerra contra la “ideología de género” juega actualmente un papel de invisibilización de los verdaderos procesos sociales, políticos y económicos que nos están llevando a crisis de diferente tipo y que el grueso de las poblaciones mundiales siente día con día.
  • El libre despliegue de nuestras identidades de género tiene todo que ver con la construcción de un cambio social radical. Butler no lo menciona, pero es evidente que elle negaría una visión economicista del cambio social.

Con respecto al primer punto, creo que no debemos tomar a la ligera el surgimiento de nuevas formas de fascismo o de derechas radicales en diferentes países. Esto ha llevado a una guerra contra la mal llamada “ideología de género” mucho más violenta, pero también ha intensificar todo tipo de violencias hacia toda aquella persona o colectivos que cuestionen el orden social actual.

Y con respecto al segundo, creo que la recuperación de nuestras subjetividades es parte integral de la lucha. Muches de nosotres fuimos formades en organizaciones de izquierda que ponían todo el énfasis en cuestiones económicas, políticas (de partidos), y muy poca atención a otras cuestiones importantes de la lucha.

Sin duda le pondría a este libro 5/5 estrellas.

 
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from Un hombre lobo madrileño en Toledo

La funda rosa

La alarma del móvil suena estridente, sacándome del dulce sueño en que estoy inmerso. En él estoy nadando en Jenny Lake, el hermoso lago que se encuentra a las afueras de la ciudad. Junto a mí, con su cabellera rubia recogida en una graciosa coleta, está Susan, la chica de la que llevo enamorado desde que comencé el instituto. Me mira con sus preciosos ojos azules y sonríe. «Despierta», dice. «Es hora de ir al instituto».

Aún adormilado, busco a tientas el teléfono móvil que descansa sobre la mesilla, y que no ha dejado de sonar. Cuando consigo apagarlo abro los ojos y lo miro. Y entonces recuerdo. La tarde anterior por fin conseguí hacerme con esa funda que tanto tiempo llevaba buscando. Se trata de una edición limitada, una funda de color rosa decorada con unos dibujos de flores de cerezo. Esa funda está descatalogada, y me ha resultado imposible encontrarla, tanto en tiendas físicas como a través de internet. Hasta ayer.

Sonrío como un bobo mientras acaricio el móvil, vestido con su funda de gala. Me paro un momento a pensar, y soy consciente de que el dolor de cabeza que tenía anoche, y que cuando aparece suele acompañarme durante varios días, ha desaparecido. «Hoy va a ser un gran día», pienso.

Bajo a desayunar, y mis padres me reciben sorprendidos. «Hoy no se te han pegado las sábanas», dice mi madre, mientras mi padre dobla el periódico y lo deja sobre la mesa. «Es más, se te ve bastante espabilado. Hasta contento, diría yo». Me encojo de hombros y doy buena cuenta de los cereales y los huevos revueltos. Cuando acabo me pongo la mochila. «Hoy llegaré tarde a casa», digo. «Los chicos y yo tenemos partido de baloncesto». Mis padres, tomados de la mano, me desean suerte al unísono, después se miran y se echan a reír. Son de esas parejas que, aunque lleven años casadas, aún se quieren como el primer día. Normalmente sus muestras de afecto me avergüenzan, pero hoy me parecen casi enternecedoras, y no puedo evitar pensar si Susan y yo algún día estaremos en su misma situación.

Salgo de casa y subo al autobús del instituto, que ya está esperando en la puerta. Avanzo por el pasillo y me siento en mi sitio habitual, casi al fondo, junto a la ventanilla. Hoy hace un día espléndido. El sol produce unos cambiantes reflejos al atravesar el cristal, y me recuerda a los dibujos que hacía sobre el cabello húmedo de Susan, en mi sueño. Una voz me saca de mi ensoñación, preguntándome si está libre el asiento. Alzo la vista y me encuentro con ella, con el pelo recogido en una coleta, tal y cómo la estaba imaginando hace un instante. Continúa mirándome, y ante mi silencio apunta con el dedo hacia la mochila que descansa junto a mí, en el asiento que queda libre. «Disculpa, pero creo que este es el único asiento vacío». «Por supuesto, lo siento», digo, mientras quito apresurado la mochila. Susan se sienta y señala el móvil que descansa entre mis manos. Ni siquiera era consciente de que lo había sacado del bolsillo del pantalón. «Es bonita la funda», dice Susan. «Ya puede serlo, porque me ha costado un horror conseguirla», contesto. Susan se ríe, y creo que es el sonido más hermoso que haya oído jamás. Continuamos hablando el resto del trayecto. La conversación es fluida, casi como si nos conociéramos de toda la vida, y no puedo evitar asombrarme de cómo he vencido la timidez que siempre ha sido natural en mí. Cuando llegamos al instituto, Susan me acompaña hasta mi clase, y antes de dirigirse a la suya me pregunta si me apetecería hacer algo juntos un día de estos. «Quizá ir al lago a pasar la tarde, o al centro comercial». Mientras lo dice, un ligero rubor colorea sus mejillas, y siento que no podría ser más feliz. Asiento y ella se aleja, dejándome con una sonrisa que amenaza con desencajar mi mandíbula. Acaricio la funda rosa con flores de cerezo que protege mi móvil y lo guardo en el bolsillo.

En clase, el profesor Crawford nos entrega los exámenes de matemáticas de la semana pasada, ya corregidos. Cuando deja el mío sobre la mesa, me doy cuenta de que en la misma, en la esquina superior, descansa boca abajo mi teléfono móvil. No recuerdo haberlo sacado del bolsillo. El profesor Crawford lo observa un instante, con la mano aún sobre mi examen. «Bonita funda», dice. «Y buen examen, también. Enhorabuena». Levanta la mano, destapando el examen y veo que me ha puesto la nota más alta. Lo miro, asombrado, pero él ya está hablando con el siguiente alumno. Mientras mi mirada se posa alternativamente entre el examen y el móvil, recuerdo algo que me dijo el señor Balban, el anciano dueño de la modesta tienda donde el día anterior compré la funda. «Es un artículo precioso», me dijo. «Se ve a la legua que tienes buen gusto. Y yo adoro que a la gente con buen gusto le pasen cosas buenas». El resto de la conversación que tuve con él está oculta tras una neblina que no me permite recordar, pero creo que hablamos de cosas importantes. Siento una comezón en la nuca, como si se me estuviese escapando algo, pero encojo los hombros y hago por olvidarlo. Al fin y al cabo, este está siendo el mejor día de mi vida.

Cuando acaban las clases como algo rápido y me dirijo al pabellón donde mis amigos y yo vamos a jugar hoy. El baloncesto nunca se me ha dado especialmente bien, pero aun así me divierto. Hoy jugamos contra el equipo del instituto de la ciudad vecina, nuestros rivales más directos en la pequeña liga en la que participamos. Me cambio, dejo la bolsa de deporte junto a una de las sillas del banquillo que ocupamos y salgo a la cancha.

El encuentro resulta muy parejo, con el marcador alternando entre uno y otro equipo. Cuando solo faltan diez segundos de partido, nuestros rivales van ganando por dos puntos. Tom, mi compañero y amigo, roba el balón y me lo pasa cuando me encuentro justo por detrás de la línea de triple. Por un momento no sé qué hacer. No he encestado un tiro de tres en toda mi vida. Miro al banquillo, buscando ayuda del resto de mis compañeros, y veo que sobre la silla junto a la que está mi bolsa descansa mi teléfono móvil. El rosa de la funda destaca sobre el frío metal, y una vez más vuelvo a preguntarme cómo demonios ha llegado hasta allí. Los gritos de mis compañeros me devuelven a la realidad, y veo en el marcador que solo quedan dos segundos. Sin pensarlo, lanzo el balón con todas mis fuerzas mientras espero no hacer demasiado el ridículo. Jamás antes he llegado siquiera a la canasta con un lanzamiento tan lejano. Pero el tiro entra limpiamente por el aro, y nuestro marcador sube tres puntos justo cuando suena la bocina que señala el final del partido. Hemos ganado por un punto, y ha sido gracias a mí.

Después de la celebración en el vestuario nos vamos a tomar unas pizzas. Normalmente lo hacemos para digerir mejor la derrota, pero esta vez tienen un sabor como no habían tenido nunca antes. Mis compañeros no han dejado de gritar, celebrando, y Tom dice que hoy he sido el alma del equipo. «Alma», pienso, y en ese momento estoy seguro de que esa palabra es importante. Creo que es algo relacionado con el señor Balban. Algo que me dijo el día anterior, en su tienda, pero no acabo de estar seguro. Es frustrante no poder recordarlo. Pero no importa. Está siendo un día glorioso, y por algún motivo, aunque parezca ilógico, estoy seguro de que todo es gracias a la funda rosa.

Camino a casa, aún borracho de éxito. El sol ya ha caído, y rememoro todas las cosas buenas que han pasado hoy: el encuentro con Susan, que acabó con la promesa de una cita; el sobresaliente que obtuve en el examen de matemáticas, y ahora la victoria en el partido, en el último segundo, y gracias a mí. Es como si toda la suerte del mundo se hubiese puesto de mi parte. «Pero la suerte no es algo que se obtenga sin dar nada a cambio, hijo». La voz del señor Balban resuena de repente en mi cabeza. Estoy casi seguro de que pronunció esa frase ayer, justo antes de venderme la funda. Espera, ¿venderme? ¿Acaso llegué a pagar algo por ella? No lo recuerdo, pero algo nuevo me viene a la cabeza mientras enfilo la calle donde vivo. En el interior de la tienda olía raro, como a huevos podridos. No sé por qué, pero en ese momento me pareció algo normal.

Abro la portezuela que da al patio, y me dirijo por el sendero que lleva a la entrada principal, pero algo tira de mi cabeza, obligándome a mirar a la derecha. Me detengo, y observo con la cabeza ladeada el cobertizo donde mi padre guarda las herramientas para el cuidado del jardín. Un destello de comprensión atraviesa mi cerebro. Ahora lo recuerdo todo.

La puerta del cobertizo está abierta. Mi padre lleva demasiado tiempo diciendo que comprará un candado nuevo para sustituir el antiguo, ya oxidado por los años a la intemperie. Tiro del cordel que pende del techo y una solitaria bombilla ilumina el pequeño espacio. Localizo lo que estaba buscando en una esquina, lo tomo y salgo de allí. Mientras introduzco la llave en la cerradura de la puerta de casa pienso que el señor Balban tenía razón: la suerte no es algo que se pueda obtener sin dar nada a cambio. Él me vendió un poco de buena suerte en forma de una funda rosa decorada con unas preciosas flores de cerezo, y a cambio solo me pidió un pequeño favor. Una nimiedad si lo comparo con todas las cosas buenas que me han pasado hoy. La cabeza del hacha produce un escalofriante chirrido al resbalar por el suelo del pasillo. Llego al pie de la escalera que conduce a los cuartos del piso superior. Todas las luces están apagadas, mis padres ya deben estar durmiendo. «Dos almas, hijo», vuelvo a escuchar en mi cabeza, casi como si el señor Balban estuviese allí. «Tan solo quiero dos almas a cambio». El recuerdo del sonido de su risa tras pronunciar esa frase me pone los pelos de punta, y un escalofrío me recorre la espalda. Por un momento tengo la horrible sensación de que he sido engañado, pero solo dura un segundo. Comienzo a subir las escaleras despacio, un escalón cada vez. El hacha hace un ruido sordo al golpear la moqueta que cubre los peldaños con cada uno de mis pasos. Ya estoy arriba. Acaricio el móvil que descansa en mi bolsillo. El tacto gomoso de la funda rosa me tranquiliza. Agarro el picaporte de la puerta donde descansan mis padres y sonrío.

Joder, realmente ha sido un día maravilloso.

 
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from El blog de un Absolute Beginner

009 - Migración de iOS a Android (2): Primeros pasos para huir del ecosistema de Apple

009

Migración de iOS a Android (2)

Primeros pasos para huir del ecosistema de Apple

En el episodio anterior os comuniqué mi intención de migrar de iOS a Android, os hablé de mis antecedentes con el iPhone y el ecosistema de Apple, y os expliqué las razones por las que decidí dejar atrás el ecosistema de Apple hacia un sistema operativo y un teléfono móvil diferentes: concretamente, el sistema operativo /e/OS, una versión de Android 'desgoogleizado', y el Fairphone 5, el teléfono más reparable y, por lo tanto, el más sostenible y ecológico del mercado.

Ahora es el momento de ir enumerando los pasos que he dado hasta la fecha en la migración. Antes de empezar, quería aclarar que, aunque parezca mentira, una migración bien realizada conlleva bastante trabajo. Afortunadamente, me he dado de plazo hasta diciembre para llevarla a cabo al 100%.

Lo primero que tuve que hacer en vistas a la futura migración de iOS a Android es cambiar mi dirección de correo electrónico principal. Durante estos años en iOS mi cuenta principal, donde recibía los correos importantes, era la de iCloud. Evidentemente, cuando uno quiere abandonar el ecosistema de Apple, debe ir restando protagonismo a la cuenta de iCloud, que solo debería seguir activa mientras se use el iPhone y se mantengan activos algunos servicios indispensables de Apple. En mi caso, estos servicios básicos son, por ejemplo, la financiación del macOS, a través de Cetelem, que compré en diciembre de 2022 en k-tuin y cuya última cuota está prevista para enero de 2025; y Apple Pay, que es el sistema más cómodo de pago que he conocido y usado hasta la fecha.

Mi cuenta de correo electrónico principal pasó a ser una que conservaba en Disroot, un proyecto libre y comunitario que incluye varios servicios como correo electrónico o almacenamiento en nube a través de Nextcloud. Eso me hizo reflexionar sobre la posibilidad de colaborar en el mantenimiento de dichos servicios a través de una pequeña donación mensual que concreté hace unos días a través de Paypal. No solo soy usuario de esa cuenta de correo electrónico, sino que tengo otra más en Disroot y empleo ambas cuentas para comunicarme a través de XMPP. Por lo tanto, me parece un deber moral contribuir con su mantenimiento.

También he decidido usar una cuenta de correo electrónico de Riseup, otro proyecto libre y social, para ciertos muy concretos. También quiero donar alguna cantidad a este proyecto que tant buen servicio me está dando.

Lo más importante para mí era prescindir total o parcialmente del servicio de correo electrónico de las grandes compañías tecnológicas: no conservo ninguna cuenta en Gmail, a pesar de que tuve una durante bastante años, desde 2005, cuando solo se podían conseguir mediante invitación de algún usuario de Gmail; tengo una cuenta de Hotmail que di de alta con datos no personales y que de momento empleo residualmente por algunos temas personales, pero no pasará mucho tiempo antes de que la dé de baja; finalmente, tengo la cuenta en iCloud que me hace falta para el funcionamiento básico del iPhone.

Otro paso que di para facilitar el abandono del ecosistema de Apple fue dejar de usar iCloud para respaldar las aplicaciones, los archivos y las fotografías y vídeos del iPhone. Incluso tenía contratado un plan llamado iCloud+ que ofrece de 200 GB por 2,99 EUR al mes y lo di de baja, quedándome con 5 GB que básicamente sirven para respaldar los servicios más básicos como la cuenta de correo de iCloud, la Cartera y Apple Pay, el Game Center y Whatsapp. De esos 5 GB me sobran la mitad.

El último paso que di en relación al ecosistema de Apple fue guardar en un cajón mi Apple Watch SE y sustituirlo por un modesto CASIO W-800H-2AV que cubre mis necesidades más básicas y necesarias con respecto a un reloj de pulsera, entre las cuales está la de no tener que cambiarle la batería hasta dentro de unos años.

El cambio de cuenta de correo electrónico principal también acarreó consigo una reorganización de todos los servicios y aplicaciones en las que estaba registrado. En los últimos meses me he dado de baja de muchos servicios innecesarios, entre los cuales destacan: plataformas de vídeo como Twitch y Youtube, plataformas de contenidos vía streaming como Sky Showtime y Spotify, y un acceso económico a Microsoft 365 llamado Microsoft 365 Básico.

Continuará.

 
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from Reseñas no solicitadas

Anarquía y Dune

He estado leyendo un libro muy hermoso llamado “Anarchy as Order”. En este librazo el autor habla de la anarquía como un concepto en movimiento, algo que se debe poner en práctica, que debe plasmarse en nuestras acciones para darle un cuerpo y un sustento.

Una de las ideas centrales de las diferentes concepciones de anarquía es un orden social no impuesto, que nace de las voluntades libres de lxs individuxs. ¿Qué tiene que ver esto con Dune? Pensaba que en Dune, lxs Fremen se nos pintan como una sociedad que no tiene grandes líderes ni figuras que guían su desarrollo. Hay por ahí un consejo de ancianxs, y cada “sitch” tiene un líder que es más una autoridad práctica que política. Con práctica me refiero a que coordina los movimientos por el desierto, pero una vez que se llega al “sitch” su autoridad como algo más que coordinadxr desaparece.

SPOILERS a continuación.

Cuando Paul se convierte en el líder de los Fremen gracias a la profesía establecida por las Bene Gesserit, se conforma una idea de poder político más clara. Ahora Paul va a guiar a lxs Fremen y ellxs acatarán sus decisiones sin cuestionarlas ni discutirlas en Consejo.

Yo creo que Dune, al menos el primer libro, pone en entredicho el supuesto de que se necesita de una autoridad, ya sea religiosa, política o de cualquier otro tipo para guiar una comunidad. Al contrario, este puede y suele ser el principio de la caída de un orden social comunitario horizontal y orgánico.

La anarquía, como yo la miro, sería más como la sociedad Fremen antes de la llegada de Paul. Después de su llegada, el sometimiento de la comunidad al poder del Estado. Y claro, es que Paul creció en una estructura social parecida a la feudal, al menos como se nos pinta en los libros. Para él, la única forma de concebir lo social debe concluir con un único poder que sea capaz de reorganizar lo comunitario, con todos los costos que eso conlleva y que me parece que la historia de Dune trata de reflejar.

Seamos más como lxs Fremen antes de la llegada de Paul, antes de la llegada de un partido de vanguardia, un partido político, un intelectual sea éste orgánico o no, o de una figura que se jacte de aglutinar la voluntad de todxs.

 
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from cuentosdeunmundodescosido

La Ciudad

La Ciudad es sucia aunque barre la basura bajo la alfombra. La habitan los autos y la visitan las personas. Todos son turistas, salvo los que no pueden darse el lujo de serlo. La Ciudad tiene miedo, y se esconde detrás de una gruesa ,aunque invisible, muralla. Vive de espaldas al mundo, pero se cree el mundo todo. Fabrica un mundo a su imagen y semejanza , y a él le rinde culto. La Ciudad tiene tantos nombres que no tiene ninguno. Duerme con los ojos abiertos, y espera a su príncipe azul rodeada de proxenetas. Ha perdido la inocencia, pero de vez en cuando luce su máscara de ingenua. La Ciudad olvida cada día y premia a quienes la traicionan. Muchos le han jurado amor. Pocos han cumplido. Miente con su edad y destruye su propio rostro. Quiere ser joven por siempre, mientras se finge mayor. La Ciudad odia el fracaso. Ay del que caiga en ella, sin piedad será aplastado. Egoísta y quejosa, cree merecerlo todo sin dar nada a cambio. Resignada, la Ciudad juega a que no existe el mañana y apuesta contra cartas marcadas... Pero esa no es la única Ciudad. La Ciudad es también la de la memoria paciente, la de la justicia largamente buscada, la de la generosidad conmovedora, la del llanto agradecido a sus héroes y mártires... Esa Ciudad no está sola y la esperan...

 
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from myreviews2024

Agarraos, porque Insomniac Games lo ha vuelto a hacer! Marvel's Spider-Man 2 es la continuación triunfal de una saga ya espectacular que ha subido el listón de los juegos de superhéroes. Con una historia que toma giros que jamás hubiera esperado, un combate fluido que aprovecha el feedback háptico y una expansión de la ya impecable y dinámica forma de moverse por la ciudad, no pude evitar sonreír de oreja a oreja hasta el final de esta alucinante experiencia.

Spider-Man balanceándose por la ciudad en Marvel's Spider-Man 2.

Libertad de movimiento sin límites

Desde el principio, lo que te atrapa es la libertad de movimiento. Balancearse por las calles de Nueva York nunca ha sido tan satisfactorio. Insomniac ha refinado aún más el sistema de balanceo con web-slinger, permitiéndote encadenar combos aéreos más acrobáticos e intuitivos. Sentir la tensión en el control gracias al feedback háptico mientras te impulsas por los rascacielos es una auténtica pasada. Es como si fueras Spider-Man de verdad, surcando la ciudad con una agilidad y gracia pasmosas.

Combate estratégico y visceral

Pero Marvel's Spider-Man 2 no se limita a ser un bonito paseo turístico por la Gran Manzana. El combate se ha vuelto más profundo y estratégico. Hay una mayor variedad de enemigos, cada uno con sus propios puntos débiles y tácticas de ataque. Aprender a combinar tus redes, gadgets y ataques cuerpo a cuerpo para desarmar a tus enemigos se convierte en un baile coreografiado que te hará sentir como un auténtico maestro de la lucha contra el crimen. Y sí, el combate sigue siendo igual de divertido y visceral que en el primer juego, con cada puñetazo y patada sintiéndose satisfactorios gracias a la excelente respuesta de los controles.

 Spider-Man se balancea entre los rascacielos de Nueva York en Marvel's Spider-Man 2, mostrando la increíble libertad de movimiento del juego.

Una montaña rusa de emociones en la historia

La historia es, sin exagerar, una montaña rusa de emociones. Los escritores de Insomniac han creado una narrativa llena de giros sorprendentes, decisiones difíciles y momentos genuinamente conmovedores. No quiero entrar en spoilers, pero digamos que la vida de Peter Parker se complicará de formas que no os imagináis. Ver cómo lidia con sus responsabilidades como Spider-Man y como persona normal te mantendrá enganchado de principio a fin. No te pierdas la oportunidad de sumergirte en esta emocionante experiencia: compra juegos de PS5 y descubre la magia por ti mismo!

Banda sonora que te sumerge en la historia

No podemos hablar de un juego de Spider-Man sin mencionar la banda sonora. La música vuelve a ser un espectáculo aparte. Combina a la perfección temas orquestales épicos para los momentos más heroicos con melodías más íntimas y melancólicas que reflejan la lucha interna de Peter. Es una banda sonora que te hará sentirte inmerso en la historia y te emocionará hasta la médula.

Spider-Man balanceándose entre los rascacielos de Nueva York en Marvel's Spider-Man 2.

El aclamado éxito de Marvel's Spider-Man 2

Marvel's Spider-Man 2 ha recibido la aclamación de la crítica de forma unánime. Las reseñas elogian la historia, el gameplay, los gráficos y, por supuesto, la increíble forma de moverse por la ciudad. No es de extrañar, ya que Insomniac ha creado un juego que no solo cumple las expectativas, sino que las supera con creces. No pierdas la oportunidad de sumergirte en esta emocionante aventura urbana: compra Spider-Man 2 y experimenta por ti mismo lo que hace que este juego sea tan especial!

En resumen, Marvel's Spider-Man 2 es una obra maestra. Es un juego que te hará reír, llorar, y emocionarte hasta la médula. Si eres fan de Spider-Man, o simplemente buscas un juego de superhéroes espectacular, este es imprescindible. Preparaos para balancearos, pelear y vivir una historia inolvidable en la piel del Trepa Muros favorito de todos.

 
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from Artilugios

Idealizar

Idealizar a las personas es una cosa dolorosa. Pienso en cómo idealizamos a las personas para no sufrir, pero a largo plazo eso nos hace sufrir más. Uno mira a la persona y dice: ¿con esta persona estaba compartiendo? y de repente, la persona resulta ser un ser extraño, como sacado de un libro, de alguna caricatura... yo no sé si es que vemos a las personas como son, o es que la distancia, el dolor, nos vuelven diferentes. La distancia también ayuda a mirar el cuadro completo... una de las grandes desventajas de la vida de pareja es que es muy fácil olvidarse de una misma.

Tenemos una noción de fracaso muy curiosa. Cuando hablamos de la vida, ¿realmente qué significa fracasar? Es una palabra muy fuerte. Es que al final vamos a fracasar en la vida porque vamos a morir. ¿No es ese el máximo fracaso? Pero pienso que pocas cosas son realmente un fracaso, porque todo eso que aprendimos de los procesos se quedan con nosotras, nos nutren, nos van guiando, nos dicen por donde sí y por donde no. Últimamente he estado comprando plantitas. Me he dado cuenta que algunas van muy lento, otras sólo abren una vez al año, algunas otras se marchitan sin saber uno bien porqué, pero dejan pequeñas raicitas que las transplantas y de repente ya nació una nueva plantita. Me ha pasado que luego nacen plantitas de la nada traídas por la sabiduría del viento.

Yo creo que en algunos aspectos somos similares. Entonces a veces podemos tardar mucho tiempo en abrir nuestros pétalos, o mucho tiempo en encontrar un propósito, pero luego vienen los cambios, llega el invierno y esos propósitos se marchitan y hay que prepararse para encontrar algo nuevo con que florecer, pero debemos esperar hasta que llegue la primavera, no podemos forzarla. Lo que quiero decir es que no es necesario forzarse a tener propósito. Entiendo que es doloroso, eso sí, y hay que sobrellevar ese dolor hasta que el sol caliente de nuevo el hermoso verde que nos rodea.

hace poco vi una de las películas nominadas al Oscar. Se llama “Días Perfectos”. La película es básicamente sobre un hombre que limpia baños en Tokyo -un trabajo que podríamos considerar poco digno para nuestras altas ambiciones de vida- y que simplemente encuentra placer en sus días con cosas muy sencillas. ¿no es acaso el propósito de la vida vivirla? ¿de dónde vienen estos mandatos de que todo el tiempo tenemos que estar haciendo cosas increíbles, fuera de serie, importantes? ¿acaso cuidar mis plantitas no es parte de vivir? ¿preparar una rica comida? lo que me dejó la película es que incluso en los días que nos sobrepasa el dolor, el llanto, la frustración, nuestros días son perfectos porque seguimos vivas, seguimos nutriendo lo que nos da vida, aliento, la gente que nos rodea... me ha dejado pensado mucho la película y me sigue reafirmando la necesidad de volver a lo esencial.

Entonces es normal que tus raíces se sientan solas. ¿Pero qué otras cosas vas a sembrar en tu pedacito de tierra? El placer de cocinar, la serenidad de ir en Uber, los consejos de tu madre y sus apapachos, esas nubes que a veces miras de reojo y te impresiona cuando la luz del sol les atraviesa... en estos días del viento de febrero nada más veo como los árboles bailan y se comunican y como me da pena no entender lo que se estarán diciendo.

después de haberme matado en y por el trabajo comprendí que la vida era algo más que un propósito, que los KPIs, que un gran proyecto y la adulación de las demás personas por mis logros. la vida, si lo vemos de cerca, es despertar con una respiración profunda, levantarse, caminar un poco, tomar ese delicioso café, llorar por quienes no están, extrañar su presencia, a veces soñarles, a veces sentir rabia y coraje hacia sus personas, salir, dejarse afectar por otras personas, en días hablar con una persona desconocida y explorar un poco de su pedacito de tierra, algunas raíces, ver que también esas otras personas están un poco marchitas o recién floreciendo de nuevo... la vida es eso, el proceso de estar vivas, de que plantas y animales nos encomienden su vida, de dejar que las personas que amamos nos encomienden algo de su vida y disfrutar eso, y en días sufrirlo y llorar y no querer levantarse.

en el mundo de las plantitas todo se transforma. y ese amor que tuviste ahora es una composta o un abono que no sabemos que cosas van a crecer ahí. y tal vez a veces te reproches de que no veas brotar nada de ahí, pero la composta está haciendo su trabajo. un día veremos que nace y nos contarás y volverá a florecer algo por ahí. ahora sólo queda esperar con tus hojas marchitas a que llegue el sol. el sol siempre sale, tarde o temprano, pero no a nuestros ritmos, sino a los ritmos del mundo: escuchar, navegar, estar preparadas, es lo poco que podemos hacer. la confusión es incómoda, pero no es mala, es un proceso de reorganización interna.

Sé que no es fácil. Pero podemos encontrar un tiempo para encomendarnos nuestros dolores un ratito con un poco de café o té y dejar que la otra siembre algo por ahí, y ver que sale: nunca se sabe. De sorpresa aparecieron unas cebollitas por ahí, fue tremendo.

Mastodon @guru@todon.eu

 
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from Bitácora personal

La personalización en linux es un asunto complejo y apasionante, algunos solo cambian los iconos o colores, pero otros hacen auténticas obras de arte esto da pie al concepto de ricing que es como se define esta personalización extrema del sistema, yo por ejemplo uso un gestor de ventanas tipo tiling con efectos llamado Swayfx un fork del gestor de ventanas tiling para wayland(sistema de composición de ventanas para linux) llamado Sway la diferencia más fundamental entre sway y swayfx es que swayfx permite algunos efectos visuales que permiten que la interfaz sea mucho más bonita e incluso tenga mejores animaciones, lo cual me gusta además swayfx no consume tantos recursos como Hyprland el cual bueno considero que también es una buena alternativa, pero yo no uso Swayfx solo porque tengo más familiarización con las maneras y sintaxis del archivo de configuración de Sway, ya que la primera vez que empecé a configurar un gestor de ventanas tipo tiling por mi cuenta bueno fue con i3 en el cual sway se basa en líneas generales haciendo que la sintaxis del archivo de configuración sea más parecida simplemente copie de otro lado las opciones disponibles para Swayfx y puede hacer mi configuración de Sway desde cero basandome en gran parte de lo que tenía en i3.

La verdad es una gran experiencia y los resultados acaban siendo bastante bonitos. Hay muchos más asuntos de los que podría hablar como que Lorenzo del proyecto atareao ha logrado usar ags que es un sistema de widgets que permite usar javascript y gtk para crear widgets personalizados y como así se pueden lograr unos resultados impresionantes incluso añadiendo algunos menús útiles, pero bueno esto es todo un mundo y bastante apasionante así qué cuidado si entras demasiado a lo mejor no puedes salir a mí me gusta que mi ordenador se vea bonito, pero no quiero que eso me haga perder mucho tiempo

Actualmente, estoy en KDE plasma porque he llegado a la conclusión de que me gusta más y me siento más cómodo, aunque para algunas cosas la experiencia haya decaído un poco

 
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from cuentosdeunmundodescosido

Los ladrones de sueños

Todo comenzó lentamente. Venían de noche, sin que nadie lo notase y se robaban los sueños. Nadie se dio cuenta, nadie excepto Casandra. Al día siguiente las personas afectadas lucían cansadas y agresivas… Ella trató de advertirles contando lo que había descubierto pero nadie le creyó. La trataron de loca. Atribuyeron el mal humor a cuestiones personales, y el cansancio a pereza. Los afectados aumentaron, y la indiferencia por el prójimo y la competitividad fueron los síntomas principales. Finalmente todos resultaron afectados, y fue entonces cuando ellos se mostraron. Llegaron un día y se apoderaron de todas las empresas y del gobierno. Vendieron sus activos a compradores ignotos y destruyeron lo que no podían vender . Mientras tanto, les decían a la gente que esa era la prosperidad y la libertad. Los compradores también se dedicaron a destruir lo recibido, y cuando no quedó nada por destruir se fueron. Los recién llegados también se marcharon, prometiendo volver cuando “fueran más eficientes”, diciéndose por lo bajo que eso nunca ocurriría porque eran inviables. Sólo Casandra los escuchó, pero esta vez no dijo nada. Ya no le importaba…

 
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from cuentosdeunmundodescosido

Un evento desafortunado

Érase una vez un mundo sin magia... A pesar de las distintas generaciones que nacieron y murieron soñando con la magia, ella nunca había tocado aquel lejano rincón de ese universo olvidado. Un universo olvidado, apartado y dejado sin supervisión, por guardianes que desdeñaban la existencia de un mundo ajeno a la magia. Tal vez por eso no se descubrió lo sucedido hasta que fue demasiado tarde. Una pluma mágica cayó en un rincón del tercer planeta de una estrella,una de tantas en su galaxia. Y un ser humano, habitante de dicho planeta, la tomó. Y la usó para escribir historias. Sus historias se hicieron realidad y pronto el caos reinó en el multiverso. Porque sus historias habían destruido la esperanza, e invocado a la nada y al olvido, las fuerzas que todo lo devoran, en un intento fallido de reemplazar a un personaje muerto que era antipático y que había matado por eso. Nadie en el multiverso estaba a salvo. El hombre, un anciano aparentemente inofensivo, nunca supo de las consecuencias de sus actos. Murió pacíficamente en su lecho, rodeado de sus seres queridos, mientras el multiverso era progresivamente consumido por la nada y el olvido. Ni siquiera su universo se salvaría al final ...

 
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from Why choose Mastodon and why not.

Why you should choose Mastodon. Everything you need to know.

1) You can federate or not Federate and rest assured where ever you land at, the familiar ui will forever stay.

You can join any server/instance with any focused topic you want. It doesn't matter how many users are eon there as you can federate. If you don't want to federate and rather stay locked into just one local server you can do that too, but in that case user count does matter more, if you want activity and some amount of interaction and variety. No matter what server you decide to join the UI of Mastodon will always be available. There's no such one server that hosts all the messages on Mastodon that we all relief on it all is built up on from many smaller servers adding up to the bigger Fediverse. There is also no restricted license and corporate agenda keeping people from keeping the UI they once loved alive. Struggles many people had to put with with regards to other types of licenses.

  1. Despite using the same UI, each Mastodon server-instance has it's own personality, moderation practices, standards, exceptions and Morals.

Some servers even have multiple versions of the same server. Like on Sakurajima, an anime focused server ironically named after a volcano. They might have a version for Mastodon, Elk, or even Sharkey. Some of these just use a different web ui for Mastodon, others are their own platform entirely but still Federate with Mastodon.

Instance hosts have their own priorities and rules. Some aim for care and treating users with attention and respect, others follow the Mastodon covenant, others don't and risk being filled with.. not the nicest of people. Some servers might have standards like requiring new users to have pfps or get their account frozen untill problems resolved, or risk being permanently or temp. banned.

Find where you feel at home at on Mastodon.

Why not choose Mastodon.

It is different form regular social media platforms and can be challenging for some to get use to.

 
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